No me interesa nada o casi nada.
Paso los días pasando y posando
imposturas ante las risas felices
de los demás impostadores como yo.
Guardo un tesoro oxidado
al que ya no me apetece sacarle brillo.
No me interesan las palabras viciadas-vacías,
me aburren, me consumen, me ahuecan...
Echo raices en la maldita nostalgia,
un refugio ficticio donde habitan mis alegrías.
No me interesa nada o casi nada.
Un casi de esperanza que espera
vestida de fiesta, tranquilamente.
El tiempo, juez de jueces pondrá la música.
P.d: Por muy malas que sean las circunstancias siempre hay una luz al final del sendero que nunca hay que perder de vista.